Se cayo antes de llegar a su cita y quiso tener un final feliz como sea asi que terminamos follando en su departamento
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Todo comenzó con un accidente : un pie torcido, una excusa perfecta para quedarnos a solas. Subimos lentamente a su habitación, entre miradas y sonrisas cargadas de tensión. El masaje en su pierna herida se convirtió en caricias íntimas, su cuerpo temblaba bajo mis dedos, y cuando me dijo “no pares”, entendí que esa tarde no solo aliviaría su dolor… también exploraría cada rincón de su piel. Fue intenso, lento, y completamente consensuado.