UNA SEMANA SOLA EN CASA CON MI MADRASTRA
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La intimidad que hemos ido creando con el tiempo y también por el hecho de que pasamos la gran mayoría de los días solos en casa, también trajo algunas cosas más, como una excitación surrealista entre los dos, precisamente por la falta de polla de mi madrastra que siempre ha estado acostumbrada a recibir un buen trato de todos los hombres con los que ya se ha reincorporado en la vida y esta tarea ahora es mío y lo hago diariamente con mucho gusto y buena voluntad.